Clive Griffin, Journeymen-Printers, Heresy and the Inquisition
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Resumen
Un siglo después de las graves reconstrucciones históricas de Henry Charles Lea, y algo más del magisterio que don Cristóbal Pérez Pastor ejerció admirablemente en sus tipobibliografías, tan pródigas en noticias documentales sobre la imprenta, nos llega ahora un libro modesto en su volumen frente a estos monumentos de la tradición pero enorme en la virtud que encierra en sus dos centenares largos de páginas: completar una laguna en un campo –mejor será admitir que son dos, el de la imprenta y el de la Inquisición española–, donde las fatigas de la erudición sostenida durante tantos años no hacían presagiar que faltara suelo por descubrir. Los procesos inquisitoriales padecidos por trabajadores modestos de las imprentas españolas, es decir, ese laborioso enjambre de cajistas, batidores, tiradores y correctores, eran una fuente poco explorada entre los historiadores del libro en España. La bondad del trabajo de Griffin radica, pues, en la exposición de documentos ignorados o al menos descuidados en las posibilidades que podían ofrecer vistos en conjunto para ilustrar tanto los avatares cotidianos de la imprenta en el XVI, como las alarmas del Santo Oficio, periódicamente temeroso de la rectitud moral de los que se dedicaban a imprimir libros.