Cartas intercambiadas entre Diego de Silva y Mendoza, Conde de Salinas, y Diego Sarmiento de Acuña sobre la compra del Palacio de Buenavista (1608)
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Resumen
En el otoño de 1608 Diego de Silva y Mendoza, conde de Salinas y Ribadeo, se encontró de repente sin vivienda. Los condes de Salinas, con palacios en Valladolid, Burgos, Ribadeo, Miranda del Ebro y otros diversos lugares, nunca habían tenido un palacio en Madrid. Cuando tenían que alojarse en la capital, o se quedaban con algún pariente o alquilaban algunos cuartos, pues sus estancias solían ser de corta duración. De hecho, durante gran parte del siglo xvi los condes de Salinas rehuyeron la Corte, prefiriendo quedarse en sus estados. Pero ahora las cosas habían cambiado, pues Salinas ocupaba un puesto de envergadura en la administración. Diego de Silva y Mendoza había sido nombrado Presidente del Consejo de Portugal, en agosto de 1605; mientras la Corte seguía en Valladolid, utilizaba su palacio allí como lugar de reunión del Consejo. Cuando la Corte volvió a Madrid en junio de 1606, después de su travesía vallisoletana de cinco años, Salinas solucionó el problema inmediato alquilando una casa en Barrionuevo de Peralta. Y allí vivió don Diego más o menos tranquilamente hasta el otoño de 1608, cuando Rodrigo Calderón, lugarteniente y hechura del duque de Lerma, compró la casa y pidió a Salinas que se fuera. Como escribió Salinas a Lerma, el 30 de septiembre de 1608: «Don Rodrigo Calderón ha comprado la casa en que vivo y aunque he buscado y busco otra en que meterme, no la hallo» [AHPZ, Híjar, 1ª-381-14].