Poesía en Palacio. XI Velada

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Juan Antonio González Iglesias

Resumen

No existe ninguna sociedad humana que pueda vivir sin poesía, porque ninguna sociedad puede funcionar sin conceder al lenguaje una zona de libertad. En la voz del poeta la libertad alcanza las cotas más altas en lo individual y -de manera indivisible- en lo social. En efecto, la gran aportación social (dicho en griego: la gran aportación política) del poeta es dejar oír su voz individual como un oxígeno que permite respirar a su comunidad. El poeta puede ser considerado un heredero de los profetas o un ciudadano de a pie. José Ángel Valente nos ha recordado que «un poeta debe ser más útil / que ningún ciudadano de su tribu». En cualquier caso es el responsable de una libertad esencial: la de la palabra. En una sociedad democrática, por supuesto, nadie goza de una libertad ilimitada. Pero nadie debe preceder al poeta en el ejercicio y en la defensa de la libertad, porque su palabra está exenta de cualquier servidumbre. El poeta -José Ángel Valente- dice: « Este mi cuerpo todo / quebrantado...» Eso no lo puede decir el juez en su sentencia, ni el polí-tico en el parlamento, ni el periodista en su crónica, ni el médico en sus receta, ni el notario en el acta, aunque algo de todo eso tiene la palabra poética: sentencia, receta, sobre todo acta. La diferencia está en que el poeta convierte la palabra en aventura absoluta y dice: «en la mañana, salta / los fuertes y fronteras, este / cuerpo mío de sombras / en la súbita luz».

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Cómo citar
González Iglesias, J. A. (1999). Poesía en Palacio. XI Velada. AVISOS. Noticias De La Real Biblioteca, 5(18), 3-6. Recuperado a partir de https://avisos.realbiblioteca.es/index.php/Avisos/article/view/673
Sección
Noticias