Símbolos de España. Faustino Menéndez Pidal y Navascués, Hugo O´Donnell y Duque de Estrada y Begoña Lolo. Pról. Carmen Iglesias
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Resumen
La tradición de estudios sobre la simbología de las enseñas nacionales ha sido próspera en países como Francia desde el siglo XVIII. Los acontecimientos históricos y el grado de conciencia con que se asumen como parte de un destino común son factores que propician el interés por el estudio de los símbolos que identifican a una nación. En Francia, la Revolución de 1789 puede considerarse el hecho histórico que propició esta toma de conciencia. Entre nosotros, la ausencia de un acontecimiento asumido de manera más o menos unánime como representación de un destino colectivo, puede explicar tanto los desacuerdos en la elección de una indiscutible fiesta nacional que aglutine a todas las voluntades, como el retraso de los estudios dedicados a interpretar el valor de los símbolos que nos identifican como nación. De tal carencia es ilustrativo el hecho de que la adopción oficial del escudo de España sea un acontecimiento tan cercano como el cinco de octubre de 1981. La falta de una tradición de estudios sobre la simbologí-a nacional se ha visto sustituida, en cambio, por una fértil corriente de historiografía, representada, entre otros, por Sánchez Albornoz, Américo Castro o Rafael Altamira, interesada en la reflexión sobre el llamado «ser histórico» y en la fugitiva definición de la esencia de «lo español». La publicación Símbolos de España, auspiciada por el Centro de Estudios Polí-ticos y Constitucionales, viene, pues, a cubrir ese vacío de nuestras letras.