Mar de voces
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Resumen
Los inagotables apuntes de Vladimir Sogornov están llenos de asombros que aún parecen mayores por el hecho de ser desconocidos. Es como si el lector que, silencioso, repara en ellos bajo la incalculable cúpula de la biblioteca de Kiev, participase de un secreto, o de una ensoñación en la que prosperan las fantasías orientales y un cierto fatalismo, acaso inspirado en su propia vida de soldado. Sogornov murió peleando en Mongolia y su última anotación parece un sueño. La noche previa a su caída contemplaba el fondo de una escudilla, llena de vodka. De pronto el líquido se estremece bajo una lluvia de flores blancas. La visión termina con el sosiego recuperado del licor en el que naufragan los pétalos para dejar sitio a las cúpulas doradas del palacio del Gran Khan, coronadas por banderas cuya enseña es la flor nevada del cerezo. Sogornov entiende que el imperio del bárbaro airea su luto por la próxima pérdida de un enemigo digno de su grandeza.