La «Donosa petición» de Pedro de Ajorcas a Felipe II en el libro de muchas cosas notables, de Sebastián de Horozco
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Resumen
El interés de los padres por conocer el sexo de sus hijos antes del alumbramiento es un hecho bastante generalizado, aunque no faltan quienes, por el contrario, prefieren ignorar este extremo hasta el momento del parto. Sin embargo, tal interés no siempre obedece a simple curiosidad. Casos hay, frecuentes sobre todo en ciertas culturas, en los que del conocimiento prenatal del sexo del nasciturus puede derivarse nada menos que la propia supervivencia de la criatura en gestación. Ahora bien, desde hace poco más de una década, un nuevo fenómeno se viene detectando con fuerza creciente en la sociedad de nuestros días y es la postura de muchos padres que no desean adoptar la actitud conformista y pasiva habitual, sino que pretenden asumir una participación activa y directa en la elección del sexo de sus hijos. Y es que, los avances en el campo de la Genética logrados por los doctores David Page, americano, y Andrew Sinclair, británico, con sus investigaciones en torno al gen TDF, fragmento del cromosoma Y responsable de la masculinidad, y a la elaboración del mapa de dicho cromosoma, han abierto nuevos caminos para la referida elección. Las técnicas empleadas con esta finalidad son diversas y distintos también los porcentajes de éxito de cada una. Pero la que parece tener más probabilidades de futuro es la llamada «citometría de flujo», basada en la separación de los espermatozoides mediante láser según posean el cromosoma X o el Y