Un desahogo del cardenal Granvelle con el duque de Alba
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Resumen
El regreso de Felipe II a España desde Bruselas en agosto de 1559 dejó el gobierno de los Países Bajos en manos de su hermanastra, Margarita de Parma. También en las del cardenal Granvelle, que actuó de consejero de la duquesa y cuyo aprecio por su labor no se oculta nunca en la correspondencia que envía a la corte española. La vuelta del rey coincidía con un momento de hegemonía española, muy afianzada tras la victoria en San Quintín. La firma del tratado de Cateau Cambrésis, en cuya negociación intervino activamente el cardenal [cfr. Avisos, 94 (2021)], abriría las puertas a casi un siglo de autoridad española en el continente europeo, pero, a dos años escasos de aquella firma, las amenazas a la estabilidad de la pacificación
lograda y a las seguridades hegemónicas de España salidas del acuerdo inquietaban al cardenal.